En nuestra red de tanatorios ubicados en Toledo queremos estar a la vanguardia en servicios funerarios, adaptarnos a las novedades y ofrecer un servicio excepcional. De este modo y dado que los entierros a la vieja usanza o inhumaciones se practican cada vez menos, desde Nueva Funeraria de Toledo ofrecemos un servicio de cremación para todo aquel que lo requiera. Los familiares son los que deciden cuál será la modalidad de despedida elegida. Toda persona tiene por derecho la libertad de decidir qué servicio funerario se ajusta más a su manera de entender la vida y la muerte. Tanto las creencias como la voluntad del que se va han de ser respetadas.
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La incineración y la cremación son términos que, aunque en el contexto de los servicios funerarios se usan indistintamente, tienen diferencias técnicas en sus definiciones. La incineración es un proceso amplio que abarca la destrucción por calor de cualquier tipo de desecho orgánico, ya sea humano o de otro tipo, mientras que la cremación se refiere específicamente a la reducción del cuerpo humano a cenizas en un crematorio.
La incineración es un proceso de eliminación total por combustión, utilizado en diversos contextos para la disposición de desechos orgánicos. Este término puede referirse a la quema de basura, restos animales, y, en el ámbito funerario, a la incineración de cuerpos humanos.
En el caso de los cuerpos humanos, la incineración implica su reducción a cenizas mediante la combustión completa. Históricamente, esto se realizaba en piras funerarias al aire libre, donde el cuerpo se quemaba en una estructura de madera. Hoy en día, este método ha sido abandonado por razones legales y éticas, ya que no se considera una manera digna y humana de realizar un funeral.
El proceso moderno de incineración de cuerpos humanos se realiza en instalaciones especializadas que cumplen con estrictas normativas legales y sanitarias. Este método garantiza la dignidad del proceso y el respeto hacia los restos del difunto, proporcionando a las familias las cenizas en una urna.
La cremación es un proceso específico dentro del ámbito de los servicios funerarios que se refiere a la reducción del cuerpo humano a cenizas tras la muerte. Este proceso se lleva a cabo en un crematorio, una instalación diseñada específicamente para este propósito y que cumple con todos los requisitos legales y sanitarios necesarios.
Aunque el término «cremación» debería usarse exclusivamente en el contexto de los servicios funerarios para referirse a la incineración de personas, en la práctica, muchas personas utilizan ambos términos de manera intercambiable. Sin embargo, la cremación tiene un enfoque más restringido y específico, centrado únicamente en la disposición de restos humanos.
Durante la cremación, el cuerpo se coloca en un ataúd o contenedor adecuado y se introduce en un horno crematorio. La temperatura en el horno alcanza niveles extremadamente altos, lo que provoca la descomposición del cuerpo y la reducción a fragmentos óseos. Estos fragmentos son luego procesados hasta convertirlos en cenizas, que son entregadas a los familiares en una urna.
Ambos procesos, la incineración y la cremación, tienen como resultado final la entrega de cenizas humanas a la familia del fallecido. La diferencia principal radica en el contexto y la especificidad del término: la incineración puede referirse a cualquier tipo de quema de desechos orgánicos, mientras que la cremación se refiere exclusivamente a la quema de cuerpos humanos en un entorno controlado y adecuado para este propósito.
En resumen, aunque la Real Academia Española proporciona definiciones específicas para ambos términos, en la práctica cotidiana, se utilizan indistintamente en el contexto de los servicios funerarios para describir el proceso de reducción de un cuerpo humano a cenizas. La incineración abarca un espectro más amplio de aplicaciones, mientras que la cremación se enfoca exclusivamente en la disposición de restos humanos.
A pesar de que la cremación es cada vez más usual, muchas personas lo conciben como algo muy novedoso y alejado de lo tradicional. Sin embargo, si echamos la vista hacia atrás nos daremos cuenta de que esta técnica ya la usaban en la antigüedad. Este método consiste en la incineración del cuerpo en un horno crematorio hecho expreso para ello. La Iglesia católica ya la ha incluido en sus ceremonias y aceptado como otra variante de despedida. Una vez que el cuerpo se ha reducido a cenizas, los familiares toman la decisión de dónde quieren depositarlas: en un cementerio, en casa, esparcirlas en algún lugar…
También nos encargamos de la inhumación. Realizamos todos los trámites para obtener los permisos de enterramiento bien en nichos o en panteones, en función de lo que se estipule. Además, nuestro equipo trasladará el cuerpo hasta el lugar de su entierro.
Antes de empezar, es importante señalar que ninguna opción es inherentemente mejor que la otra. Se trata de alternativas diferentes cuya elección dependerá de las circunstancias particulares de cada familia, sus creencias religiosas y otros factores que influirán en la decisión final.
En términos generales, la cremación implica la incineración del cuerpo para reducirlo a cenizas mediante su colocación en una unidad de cremación. Por otro lado, la inhumación consiste en el entierro del cuerpo, ya sea en una sepultura bajo tierra o en un nicho.
El entierro o inhumación es la acción de poner los restos del difunto a unos metros bajo tierra en lugares que se conocen como cementerios o camposantos, en ocasiones dentro de construcciones de mayor o menor tamaño como nichos, criptas, mausoleos o panteones. Es una tradición habitual en la mayoría de los estados desde hace millones de años y la Iglesia católica solo considera lugares para el descanso eterno a los suelos que han sido consagrados. Igualmente, otras creencias monoteístas como el judaísmo o el islamismo requieren de la bendición previa de sus guías religiosos (rabinos, imanes, sacerdotes o pastores) para que los espacios de enterramiento estén permitidos.
Aunque la inhumación es el método que más se ha practicado, en los tiempos actuales se ha visto algo desplazada por otras prácticas.
En las metrópolis más grandes se han construido cementerios colosales que ocupan amplios terrenos y conllevan gastos muy elevados de conservación, limpieza, decorados o jardinería, algo que no pueden asumir muchos familiares. Por ello son cada vez más las personas que optan por eliminar la inhumación de su documento de últimas voluntades, el escrito oficial que, tras la muerte de un allegado, es necesario para realizar cualquier trámite, por ejemplo, pedir una subvención o subsidio. Asimismo, se solicita para optar a las indemnizaciones que correspondan y tramitar la herencia del fallecido una vez liquidado el impuesto de sucesiones.
A continuación detallamos en qué se diferencian estos procesos:
– Proceso aprobado por la Iglesia católica con la condición de que los restos del difunto permanezcan en una ubicación donde los creyentes puedan acudir a orar por su alma.
– Técnica aceptada por las religiones judía y musulmana si se procede según sus costumbres.
– Un cadáver dentro de un féretro no se descompone hasta pasados entre 15 y 50 años.
– En territorio español sólo está autorizada la conservación de un fallecido en el terreno de un camposanto.
– De un cadáver se pueden tomar muestras de ADN en caso de que sea necesario.
–Técnica que cuenta con el visto bueno del catolicismo si las cenizas se ubican en un lugar al que sea factible llegar para rezar por el fallecido.
– Procedimiento aprobado por la religión hindú.
– El cuerpo del difunto queda reducido a cenizas en un máximo de 5 horas por lo que no se descompone.
– Los restos pueden ser conservados en una urna, enterrados, tirados al mar, etc.
– No es posible recuperar ADN por haber sido quemado.
Los términos “cremación” e “incineración” se usan frecuentemente como sinónimos, aunque técnicamente no son lo mismo. La diferencia principal radica en el tipo de material que se incinera. La incineración se refiere al proceso de quemar residuos orgánicos, generalmente en un contexto industrial. En cambio, cuando se trata de un cuerpo humano, es más correcto utilizar el término cremación.
Una vez finalizada la cremación, los familiares reciben una urna con las cenizas de su ser querido y pueden disponer de ellas según sus deseos: pueden depositarlas en un cementerio, ya sea en columbarios o en cualquier otra unidad de enterramiento, llevarlas a su casa, o esparcirlas. Si optan por esparcirlas, deben asegurarse de que la normativa legal vigente en el área permita esta práctica.
Lo más común es que las cenizas se depositen en un cementerio tras la cremación, aunque la familia tiene la libertad de decidir lo que considere más apropiado o seguir las instrucciones que su ser querido dejó antes de fallecer.
En cuanto a las religiones, la iglesia católica permite la cremación y sugiere que las cenizas se depositen en un cementerio o en algún lugar sagrado. Sin embargo, muchas personas católicas prefieren la inhumación, aunque no existe una normativa estricta al respecto. Por otro lado, religiones como el islam y el judaísmo ortodoxo prohíben la cremación.
La mayor ventaja que supone incinerar es su precio, generalmente mucho más bajo que un enterramiento. Por eso se decantan por este proceso familiares con menos posibilidades financieras o personas jóvenes que no cuentan con una póliza de decesos y por circunstancias deben asumir unos costes elevados sin solvencia económica para ello.
También es una técnica más eficiente para trasladar los restos del fallecido y por la que optan quienes prefieren conservarlos cerca.
Junto a esto, decidirse por la cremación tiene también otras virtudes añadidas:
– En caso de querer enterrar las cenizas se necesita menos espacio, solo el que ocupa una urna funeraria.
– Los costes por el mantenimiento son mucho menores ya que los familiares pueden tomar su decisión respecto a los restos del incinerado.
– Es más sostenible porque no se produce una descomposición del cuerpo en el interior de la tierra. Asimismo, al quemar los restos se previenen patologías y epidemias, de ahí que fuera el procedimiento utilizado en pandemias como la de la peste o la reciente de COVID-19.
– Se pueden reubicar los restos en cualquier sitio que decidan sus responsables sin problemas.
– El proceso está contemplado en la mayoría de las creencias si las cenizas permanecen en el mismo lugar y no se reparten.
En cuanto a la inhumación, su principal ventaja son los años de tradición y su aceptación por parte de todas las religiones. También da la opción de levantar un monumento permanente para homenajear al desaparecido.
La cremación es el proceso por el que se somete a un cuerpo a elevados grados de temperatura hasta que se convierte en cenizas, un rito que ya realizaban otras civilizaciones en épocas pasadas. Hoy se ha convertido en la práctica mortuoria más conocida, por la celeridad y eficacia del sistema y porque en ocasiones los costes son menores que en la inhumación. Las cenizas del difunto tras la cremación pueden ubicarse en lugares privados o públicos como los nichos pero también se pueden transformar en lo que se denomina joyería de incineración (cristales, cuadros, diamantes y otros adornos) como un recuerdo que tener siempre cerca del ser querido.
Actualmente, es cada vez más común optar por la incineración al despedirnos de nuestros seres queridos. Una de las mayores incertidumbres que pueden surgir al elegir la incineración es qué hacer con las cenizas una vez finalizado el proceso. En España, un gesto muy significativo y emocionalmente cargado es esparcir las cenizas en un lugar que tuvo un impacto importante en la vida de la persona fallecida. En otros casos, las cenizas se guardan en urnas conservadas por los familiares.
Sin embargo, tener las cenizas en casa puede resultar muy difícil durante el duelo. Algunos familiares prefieren contar con un lugar específico al que puedan acudir para recordar a sus seres queridos, similar a una tumba, incluso si han sido incinerados. En estos casos, se puede optar por la inhumación de las cenizas, ofreciendo así un espacio dedicado para el recuerdo y la reflexión.
Inhumar las cenizas implica depositar la urna que contiene los restos del difunto en un nicho o columbario. Estos lugares están sellados, ofreciendo así un descanso eterno y proporcionando a los familiares y seres queridos un sitio en el cementerio donde pueden acudir para recordar la vida del difunto.
Además, si se desea realizar una ceremonia cristiana, la inhumación de las cenizas permite que el difunto repose en terreno sagrado. Los columbarios no solo se encuentran en cementerios, sino que también pueden estar presentes en iglesias.
Tomar la decisión de cómo despedirse de un ser querido no es fácil. La inhumación permite cumplir con los últimos deseos del difunto, proporcionándole un lugar digno para descansar y ser recordado.
La pérdida de un familiar, amigo o ser querido nunca es fácil. Este proceso implica atravesar etapas de dolor, nostalgia y, eventualmente, aceptación. A menudo, surge la incertidumbre sobre qué hacer con los restos de nuestros seres queridos. Una de las primeras ideas que pueden venir a la mente es conservar o disponer de las cenizas, y para esto, existen diversas opciones disponibles.
Mantener cerca a aquellos que han partido físicamente es una forma tradicional de honrarlos. Para ello, podemos colocar las cenizas en una urna, jarrón o cualquier recipiente significativo y ubicarlo en nuestro hogar, en un lugar especial que haya sido emblemático o particularmente apreciado por nuestro ser querido.
Otra opción con un profundo significado es esparcir las cenizas en la naturaleza. Esto puede hacerse en lugares como el mar, una montaña, o en la plantación de un árbol. De esta manera, nuestro ser querido se integra y comienza a formar parte de la naturaleza, floreciendo y continuando su ciclo de vida en el entorno natural.
Existen espacios especialmente designados para el reposo de urnas con cenizas, así como áreas específicas para el esparcimiento de las cenizas sin la urna. Ambos tipos de lugares tienen el mismo propósito: permitir que nuestros seres queridos descansen en paz en tierras sagradas.
Recuerda que en nuestro tanatorio Toledo hoy puedes consultar las esquelas y entierros previstos.
Las cenizas también pueden ser utilizadas para crear piezas artísticas en honor a nuestros familiares, permitiendo que su memoria trascienda. Pueden incorporarse en la elaboración de cuadros, joyas para cenizas o colgantes, manteniendo así a nuestro ser querido siempre cerca de nosotros de una manera significativa y personal.
Generalmente, un servicio funerario con cremación es más económico, aunque el precio final depende de múltiples factores. En algunos casos, tanto para la cremación como para el entierro, las familias ya disponen de una unidad de enterramiento, lo que elimina costes adicionales. Sin embargo, en otras situaciones, deberán elegir la unidad que mejor se ajuste a sus necesidades.
Los profesionales de Nueva Funeraria de Toledo se especializan en asesorar a las familias cuando deben tomar decisiones sobre un ser querido fallecido o que está a punto de fallecer. Además, les ayudan a planificar con antelación, para que no tengan que enfrentar decisiones tan delicadas en un momento emocionalmente difícil.
En Nueva funeraria de Toledo trabajamos con particulares y con todas las compañías de seguros.
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